¿Está España preparada para los retos actuales ?
Frente a la locura total y absoluta que es el movimiento del decrecimiento (y todos sus adláteres en la universidad), España (y Cataluña) tienen que apostar decididamente por la era de la abundancia y el crecimiento económico.
Esto es lo que escribío Jesus Fernadez Villvaede con@lugaricano y Tano Santos hace unos meses en@elconfidencial:
Si
el fracaso de la revolución industrial en España marcó el declive
relativo del país durante el siglo XIX y definió nuestro turbulento
siglo XX, hoy nos enfrentamos a un riesgo aún mayor: quedar al margen de
la revolución de la inteligencia artificial. Las consecuencias de este
fracaso serían todavía más devastadoras que las sufridas en el siglo
XIX.
La urgencia es innegable. España está inmersa en un colapso demográfico
sin precedentes que amenaza los fundamentos de nuestro estado del
bienestar y prosperidad económica. Aunque la inmigración puede ofrecer
un alivio temporal, no es una solución sostenible y presenta sus propios
desafíos socioeconómicos y fiscales, dado que los inmigrantes con baja
cualificación relativa cuestan al Estado, a lo largo de su vida, mucho
más de lo que aportan a las arcas públicas. La única vía realista hacia
la prosperidad sostenible es un aumento radical de nuestra
productividad, impulsado por la adopción y generación de tecnologías
punteras.
¿Está España preparada para este reto? Por desgracia, no.
Nuestro
país carece de una estrategia a largo plazo que movilice nuestros
recursos nacionales para abordar lo que debería considerarse una
emergencia nacional. Esta inacción refleja un problema más profundo:
nuestras instituciones y políticas están paralizadas por la magnitud de
los desafíos, atrapadas en la gestión del cortísimo plazo y
desatendiendo los problemas estructurales. España acumula ya más de dos
décadas sin un liderazgo político y económico real: primero adormecida
por una burbuja inmobiliaria que ofreció una prosperidad ilusoria y,
después, paralizada por la gestión de las crisis sucesivas y por los
conflictos distributivos e identitarios entre españoles.
Nuestra
propuesta es radical por su sencillez: una política económica basada en
el crecimiento y el dinamismo tecnológico. Esta política debe apoyarse
en mecanismos de mercado que fomenten el mérito y la iniciativa. Tanto
España como la Unión Europea necesitan una agenda que elimine trabas
administrativas, facilite la acumulación de capital, potencie la
creación de empresas, promueva su crecimiento y fomente la movilidad
laboral. Esto requiere un cambio de mentalidad y la creación de marcos
legales que incentiven el progreso.
Además, es esencial resistir la tendencia hacia políticas industriales
amplias, tan populares en 2024. Las administraciones públicas españolas
no están preparadas para liderar estrategias de crecimiento, seleccionar
sectores ganadores o gestionar recursos de manera eficiente. Si no
dominan tecnologías básicas —como quedó patente en la reciente gestión
de la DANA—, ¿cómo podrían liderar la revolución de la inteligencia
artificial?
El
primer paso debe ser la adopción masiva de tecnologías existentes,
seguido de la generación de nuestras propias innovaciones.
Sin
duda, un obstáculo para esta adopción es el marco regulador de la Unión
Europea, marcado por un excesivo garantismo. Como señala Anu Bradford
en Digital Empires, el modelo de regulación europeo se centra en una
regulación preventiva que limita la experimentación, en comparación con
el modelo de Estados Unidos, más abierto a las nuevas ideas y la
regulación a posteriori. Europa, también, necesita un impulso reformista
que España debe liderar.
En España, esta situación se ve agravada por la fragmentación del
mercado nacional en 17 realidades distintas y una regulación laboral
arcaica que, en esencia, sigue anclada en principios franquistas.
El
tamaño reducido de nuestras empresas dificulta la inversión en
tecnología. Muchas optan por no asumir los costes fijos necesarios
porque su volumen de negocio no les permite rentabilizar estas
inversiones. Sin embargo, la adopción tecnológica —como la migración
tecnológica a la “nube”— es clave para reducir costes y mantenerse
competitivas en un mercado global.
La falta de adopción tecnológica será un problema crítico en un mundo
donde surgirán competidores digitales de la noche a la mañana. Sectores
como la sanidad, la educación o las finanzas, históricamente protegidos
por barreras locales, serán especialmente vulnerables
.
El único nicho que quedará para muchas empresas españolas será el que
requiera un componente local tangible, como la restauración o la
hostelería. Pero estos sectores no liderarán la creación de valor
añadido ni la innovación.
¿Qué ocurre con la innovación tecnológica?
A
menudo, la adopción y la innovación se presentan como tareas separadas,
pero en la economía de 2024 están profundamente conectadas. España no
carece de talento ni de ideas originales, pero sí de continuidad.
Ejemplos históricos como la máquina de vapor de Jerónimo de Ayanz o el
submarino de Isaac Peral muestran que el problema de España no es la
falta de “primeros”, sino la ausencia de “segundos” y “terceros”. Es
necesario permitir que las empresas fallen, aprendan y lo intenten de
nuevo.
En este sentido, es crucial reducir los costes de reestructuración para
las empresas en dificultades. Todas las compañías, ya sean jóvenes o
maduras, atraviesan momentos críticos y necesitan flexibilidad para
reestructurarse, incluso dentro de procesos concursales.
En
España, estos procedimientos son los más lentos de nuestro entorno, y
mecanismos como los acuerdos extrajudiciales de pagos o la segunda
oportunidad, introducidos en la reforma legal de 2014, están
infrautilizados, especialmente por pequeñas empresas. Esto dificulta la
asunción de riesgos, que es fundamental en una economía de mercado. De
nuevo, aquí un obstáculo clave son las obsoletas regulaciones laborales,
que hacen que la reestructuración sea tan cara que el fracaso absoluto
es, a menudo, inevitable, cuando un fracaso solo parcial (y una
reestructuración) debería haber sido posible.
Sin embargo, no todo son desafíos.
España
cuenta con una ventaja competitiva extraordinaria en el ámbito
energético, un factor crucial para la revolución tecnológica. Nuestro
país dispone de uno de los mayores potenciales de Europa en energías
renovables, con espacios abundantes para instalaciones solares y
eólicas, y una irradiación solar excepcional. Combinando estas energías
renovables con una flota nuclear mantenida y modernizada, España podría
ofrecer a las empresas tecnológicas algo que escasea en Europa: energía
abundante, estable y a precios competitivos. Esta ventaja energética,
bien aprovechada, podría convertir a España en un centro tecnológico
natural para Europa, atrayendo centros de datos, instalaciones de
computación de alta potencia y empresas intensivas en consumo
energético. La clave está en desarrollar una política energética
racional que aproveche todas nuestras fuentes de energía limpia, sin
ideologismos que nos priven de ninguna de ellas. Cerrar las nucleares,
repitiendo el error que ahora todos reconocen en Alemania, es una
frivolidad imperdonable.
Esperamos,
en próximas entradas, elaborar algunos de nuestros argumentos con más
detalle [nota: no hemos podido por los otros problemas que han ido
surgiendo en España estos meses]. Pero el resumen es sencillo: la
asunción de riesgos, el crecimiento, la reorganización y el dinamismo
empresarial deben ser el centro de nuestra política económica. Crear
mercados de capital y trabajo flexibles es una prioridad nacional.
España necesita crecer porque no tiene otra opción.
Pero
el tiempo se agota. Aunque la revolución de la inteligencia artificial
está aún en sus comienzos, es vital crear un entorno que permita que las
reformas maduren y den fruto.
El
coste de la inacción no será simplemente económico, sino que amenazará
la cohesión social y el futuro de las próximas generaciones.
No
debemos esperar a que un historiador futuro escriba: El fracaso de la
revolución de la inteligencia artificial en España, 2012-2111.
*
*El fracaso de la revolución industrial en España, 1814-1913 es un
clásico de la historiografía económica española publicado por Jordi
Nadal de 1975. Alex Krizhevsky, Ilya Sutskever y Geoffrey Hinton
circularon en 2012 el artículo sobre aprendizaje profundo que causó la
actual revolución de inteligencia artificial.
JFV
Si España esta continuando con la misma forma de proceder de los últimos 25 años, si tiene los mismos políticos, ¿Quien espera reformas estructurales? ¿Quien es pera que este preparada para los retos actuales ? Iremos a remolque como estas dos últimas décadas.
https://articulosclaves.blogspot.com/2025/08/un-manifiesto-por-el-crecimiento.html
Seguimos con el modelo del turismo y sueldos bajos
Seguimos con altas dependencias, ahora encima de los productos chinos, que por su sobreproducción no podemos competir contra ellos, productos cada vez de gama mas alta
https://transicionsocioeconomica.blogspot.com/2025/08/un-manifiesto-por-el-crecimiento.html
¿Qué ocurre con la innovación tecnológica?
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