¿Quién está detrás de nuestra islamización?
¿Quién está detrás de nuestra islamización?
¿Quién tiene el poder para acallarnos y hacernos tragar con una tasa delictiva muy superior a la autóctona y a la de otros inmigrantes? ¿Con sus perennes quejas y exigencias, su abuso de ayudas y servicios sociales, y con una insolidaridad laboral en el nuevo país al que voluntariamente llegan cuando huyen de los suyos? ¿Con su desafecto y hostilidad, y con su segregación voluntaria del resto de las sociedades occidentales a pesar de acusarnos de discriminarles? ¿Con su expansión en nuestro territorio, y la imposición de sus costumbres arcaicas y contrarias a nuestras leyes y valores? ¿Con su constante amenaza yihadista? …
En 2018 Jean-Frédéric Poisson, miembro de la Asamblea Nacional francesa, escribió el libro El Islam a la conquista de Occidente, en el que, a partir de un documento aprobado en el año 2000 por la Organización del Mundo Islámico para la Educación, la Ciencia y la Cultura —rama cultural de la Organización para la Cooperación Islámica—, describía la estrategia de los estados musulmanes para islamizar Occidente. También en octubre de aquel año, el príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salman, declaró en la televisión emiratí Al Arabiya: «Creo que la nueva Europa será Oriente Medio (…) Esta es la guerra saudí, esta es mi guerra, la cual acepto personalmente, y no quiero morir antes de ver Oriente Medio a la vanguardia del mundo».
La todopoderosa Liga Islámica Mundial (LIM) es un instrumento de la familia real saudí para ostentar el monopolio del islam a través de su enorme influencia mundial, pretendiendo expandir su fundamentalismo wahabista entre todos los fieles musulmanes del mundo. La LIM forma parte de un complejo entramado internacional de muchísimas otras estructuras con amplia presencia en cada país occidental: la Organización del Socorro Islámico (Islamic Relief), la Asamblea Mundial de la Juventud Musulmana, la Organización de la Conferencia Islámica, … La Universidad Islámica de Medina para la formación de imanes también forma parte de ese entramado proselitista: un 80% de sus alumnos son becarios musulmanes de países occidentales que después volverán a sus países de origen para inculcar entre sus correligionarios aquella interpretación wahabista radical del islam.
'Qatar Charity' está vinculada al Estado y a la familia real qatarí, apoya financieramente a los Hermanos Musulmanes en el extranjero, y les da cobertura en su cadena de televisión Al Jazeera. Hasta 2014, Qatar había invertido unos 72 millones de euros en 113 proyectos en Europa. En 2016, su director, Al Hammadi, confesaba haber establecido 138 centros islámicos en Europa, Canadá y EE.UU. para introducir y salvaguardar la identidad islámica. Las destinatarias de esos fondos son asociaciones, mezquitas, escuelas, y centros culturales o islámicos de la Hermandad Musulmana. También aspiran a la recuperación de territorios que consideran suyos, como Sicilia o Andalucía. Aunque es difícil probarlo, Qatar Charity pudiera haber apoyado a organizaciones terroristas: su director, Al-Hamadi, ya lo hizo con terroristas en Chechenia y los Balcanes, así como con grupos islamistas en la guerra civil siria.
El Gobierno turco, por su parte, fomenta su propio islam oficial entre su diáspora en Europa —unos 6 millones de turcos— a través de la Unión Turco Islámica para Asuntos Religiosos (Ditib), directamente dependiente de la Dirección para Asuntos Religiosos del gobierno: Diyanet. Sólo en Alemania administra más de 850 mezquitas y un millar de imanes, representando a 800.000 fieles. Existe, además, la red Millî Görüş, un movimiento político panislamista ultraconservador que ya en 2005 alegaba tener 87.000 miembros en Europa.
Los Hermanos Musulmanes poseen otro importantísimo y muy nutrido entramado de redes, asociaciones y federaciones a nivel nacional e internacional en diferentes ámbitos y sectores. Su modus operandi es la infiltración en diversas instituciones, partidos políticos, universidades y organizaciones de Occidente para influir en ellas desde dentro, además de expandir su pensamiento salafista radical entre sus correligionarios. Hace un par de semanas, los servicios secretos franceses confirmaban —una vez más— esa infiltración desde las capas más bajas de la sociedad y de sus feligreses (asociaciones, barrios, municipios, … incluso clubes deportivos) para que ese islam radical y rupturista gobierne todos los aspectos de sus vidas. En 2021 la Hermandad fue prohibida en Austria y un informe de la Seguridad del Estado belga definía sus objetivos como: «la islamización progresiva de la sociedad europea en todos sus componentes». La Oficina Federal para la Protección de la Constitución —los servicios secretos alemanes— advertía del incremento de su actividad en el país «con el fin de dividir a la sociedad». El Tesoro de EE.UU. ha acusado a varias organizaciones radicadas en Francia y Suiza vinculadas con la Hermandad de ser parte de la 'Union of Good', una red que proporciona fondos a Hamás y que está respaldada por Qatar y Turquía.
Pero no sólo practican un proselitismo de cara a sus fieles, sino también una promoción y blanqueamiento del islam político de cara a los propios occidentales. Así, por ejemplo, entre 2001 y 2023 Qatar donó 4.700 millones de dólares a varias universidades angloamericanas: Georgetown, Carnegie Mellon, Harvard, el Instituto de Tecnología de Massachussets, la de Texas A&M, Yale, y la Johns Hopkins. Arabia Saudí también financia muchas universidades de élite como Harvard, Yale y Stanford, públicas como la de Michigan o Berkeley, estatales como la Eastern Washington y la Ball State. Fondos saudíes han donado en un año 270 millones a 144 universidades angloamericanas.
Esa financiación está condicionada a la creación de centros de estudio, cursos de licenciatura y másteres dedicados a la promoción de la cultura islámica, y a la contratación de profesorado favorable al islam. Así, las universidades más islamizadas de EE.UU. son también aquéllas en las que están más arraigadas la ideología woke, la LGTBQ+, y un fuerte activismo pro Palestina y antisemita entre su alumnado, como en UCLA. En realidad, la contradicción es sólo aparente: el proyecto islámico de conquista de Occidente fomenta la destrucción de nuestra sociedad y cultura occidentales a través de la ideología woke.
Mientras no queramos darnos cuenta de que no se trata sólo de flujos migratorios, sino de una estrategia islamista global diseñada, fuertemente financiada, e implementada durante décadas por potencias extranjeras y organizaciones islamistas para la ocupación de Occidente, no seremos capaces de afrontar debidamente este enorme desafío.
Alejandro Espinosa Solana es autor del libro: 'Hacia una Europa Islamizada'
Este artículo, publicado originalmente en El Debate, se reproduce al amparo de lo establecido en la legislación nacional e internacional (ver cobertura legal).
El coste de los prejuicios sobre el empleo fijo y la inmigración | Negocios | EL PAÍS
"Cualquier llamada a imponer reglas claras que no hiciesen retroceder nuestro mundo de derechos y libertades a la Edad Media se calificó de xenofobia y racismo por parte del equipo de imbéciles habituales".
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